Una entrevista incómoda

La recaptura de Joaquín "El Chapo Guzmán" ha sido la nota más importante desde el viernes pasado. Y a eso hay que sumarle que el sábado la revista Rolling Stone publicó una entrevista al narcotráficante más famoso del mundo. 
Sean Penn entrevistó al Chapo con la colaboración de la actriz Kate del Castillo, quien sirvió de contacto entre los dos. 
¿Fue correcto que Penn hiciera esa entrevista? ¿Es moral que Rolling Stone publique las declaraciones de un hombre al que el gobierno de Estados Unidos calificó de "enemigo público"? ¿No están sirviendo Penn y Del Castillo a los intereses del Chapo?
¿Hasta dónde debe llegar un periodista para conseguir una noticia? Esa es una pregunta que no tiene una respuesta sencilla. Son muchos los que dicen que Kate del Castillo y Sean Penn se han convertido en cómplices del Chapo y deben responder ante la justicia por su delito. Otros consideran que los periodistas no pueden convertirse en jueces de sus entrevistados; ellos sólo deben preocuparse por buscar la información y darla a conocer a la sociedad. 
Yo soy de los segundos. Y el caso Penn-Del Castillo-Chapo me recordó otra entrevista muy polémica ocurrida hace 77 años, cuando un periodista mexicano platicó con Adolfo Hitler en Varsovia.
Se llamaba José Pagés Llergo. En 1937 había fundado una revista que provocó un gran impacto en el país: Hoy. Influida por otros medios norteamericanos ya clásicos, como Time y Life, la revista Hoy había alcanzado un gran éxito por la calidad de sus reportajes, sus impresionantes fotografías y los autores que allí publicaban. 
A punto de iniciar la Segunda Guerra Mundial, Pagés Llergo decidió que era necesario entrevistar al hombre que estaba a punto de transformar la historia de Europa y del mundo entero. En junio de 1939 comenzó un largo viaje que lo llevó a Viena, Munich y Berlín buscando a Adolfo Hitler. Tuvo que enfrentarse con la maquinaria burocrática del Ministerio de Información del Reich, quien al principio le negó la posibilidad de siquiera saludar al Führer y luego lo obligó a presentar cuestionario tras cuestionario hasta que le aprobaron las preguntas que podría hacerle.
Al final, el encuentro se llevó a cabo el 25 de septiembre de 1939 en la Varsovia arrasada semanas antes por las tropas alemanas. Pagés se acercó a saludar a Hitler, quien clavó en él sus ojos de acero. Sin embargo, dice Pagés, Hitler lo saludó muy amablemente sorprendido de que un periodista mexicano quisiera entrevistarlo. 
El resto del breve encuentro consistió en un monólogo en el que Hitler lanzaba retos contra los líderes occidentales que “habían provocado” a Alemania. Rodeado por altos oficiales, Pagés intentó preguntarle a Hitler sobre la política de Estados Unidos ante la invasión a Polonia y la decisión de Francisco Franco de permanecer neutral en el nuevo conflicto. Hitler lo escuchó con la boca cerrada y las manos cruzadas detrás de la espalda. Luego volvió a estrechar la mano de Pagés y se marchó.
La entrevista como tal nunca ocurrió, pero Pagés no podía perder la oportunidad de por lo menos escribir todo lo que vivió en ese momento. Hoy publicó “¡Yo hablé con Hitler!” el 18 de noviembre de 1939, y causó una gran conmoción en México debido a la forma como Pagés describía al Führer. Hoy fue acusada de ser una publicación fascista (acusaciones que seguramente fueron alentadas por los servicios de espionaje ingleses y norteamericanos que operaban en México en ese año). Pagés Llergo tuvo que salir de la revista y mudarse a Guadalajara, donde vivió por varios años, hasta que regresó a México y fundó una revista legendaria: Siempre! 
¿Qué les pasará a Sean Penn y a Kate del Castillo por haber entrevistado al Chapo Guzmán? Espero que nada, pero esta entrevista ya pasó a la historia como una más de aquellas en las que apareció la oportunidad de conseguir una gran información y alguien decidió tomarla.


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